La lluvia terminó, ya hay clima de vacaciones y la temporada de sopas va a disminuir de ahora en adelante (lo prometo! no quiero aburrir a los pocos lectores que probablemente tenga). Los dejo con el casi-cierre-de-temporada-de-sopas con esta delicia… y manténganse pendiente de mis próximas aventuras, porque se vienen las “Crónicas de una Cocina sin Mamá.”
Bueno, ahora un poco de antecedentes de esta sopa… aparente está de moda, porque en la última semana, he visto versiones diferentes en 3 blogs y 1 en la tele. ¡Así que aquí les va la mia!
INGREDIENTES:
- 10 tomates maduros (no manzanos, ni cherry)
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- 4 tazas de consomé de pollo o vegetales
- 2 ajos grandes
- Orégano
- Albahaca
- 1 cucharadita de azúcar
- Sal y pimienta
Estoy traumada con las sopas y comida rostizada… Así que ¿adivinen qué es la primera parte? Bueno, realmente es lavar y cortar los tomates por la mitad, pero la verdadera primera parte y la MEJOR, es colocar los tomates y los ajos pelados, en un molde, plato, pirex, etc. con el aceite de oliva y la sal. Con el horno ya caliente (a 400 F aproximadamente) dejar que los tomates comiencen a soltar jugos y que rostizen, durante 45 minutos mas o menos.
Otras recetas de las que vi/leí, decían que el azúcar se le agrega también antes de meter al horno y que los tomates no se debían rostizar tanto… Peeeero en fin, esta es MI receta y MI prueba. Si la vuelvo a hacer, les cuento cómo me va.
Luego de que los tomates estén tostaditos y oliendo rico, se dejan enfriar un poco para poder meterlos en el procesador o licuadora para que se haga un puré.
Por último, en una olla agregar el puré de tomates, el azúcar, la albahaca, orégano y el caldo (si se quiere más espesa, que sean 3 tazas de caldo). Dejar hervir por aproximadamente 30 minutos a fuego lento y sazonar “al gusto”.
Por último, el pan complicado que hace la mamá, merece ser acompañado con la simple sopa de la hija, así que lo tuestan un poco con aceite de oliva o mantequilla y estamos listos para devorar. Ñom ñom.
